martes, 8 de marzo de 2016

8 de marzo Día de la Mujer Trabajadora

En el día de la mujer trabajadora saludamos a nuestras compañeras y nos solidarizamos con las miles de desempleadas en el sector público y privado por las políticas de ajuste y recesión.

Al respecto señalamos algunas asignaturas pendientes que de ningún modo significan  desconocer las enormes ventajas de trabajar en nuestra universidad.

La falta de definición  sobre el Jardín Maternal es una importante deuda institucional con impacto en las madres y trabajadoras que deben sostener una cuota privada (que oscila entre $2500 y $3000 mensuales) por las dificultades de conseguir vacante en los ámbitos públicos disponibles a partir de los dos años (5 en total en toda la ciudad).

La leche maternizada es sostenida por nuestra Obra Social durante seis meses con el costo de 600 pesos por mes durante seis meses más. Aunque todas sabemos que la recomendación de la OMS es la lactancia hasta los dos años, las mujeres debemos compatibilizar el cuidado del niño y el derecho a trabajar.

La farmacia de nuestra Obra Social no vende pañales ($200x46 - De 8 a 10 por día para un recién nacido). Eso significaría menor costo (20% de descuento). Tampoco tenemos subsidio gremial para afrontar este gasto, aunque otorgan a los afiliados $400 por única vez con certificado de escolaridad maternal.

Las horas extras son difíciles de cumplir para las mujeres con niños pequeños. En un contexto de restricción es importante que se tenga en cuenta este dato, facilitando su realización a continuación del horario laboral para las mujeres que no ocupan cargos directivos.

Las mujeres que trabajamos necesitamos acompañar a nuestros hijos en los períodos de adaptación al Jardín Maternal y para ello es preciso un apoyo institucional, lo mismo que al momento de pedir licencia para asistir a nuestros hijos. Casi siempre lo obtenemos, pero la excepción también hace la regla.

Hay áreas que son ocupadas mayoritariamente por hombres ocupando cargos de choferes, electricistas, mayordomos, etc. primando un criterio sexista a la hora de los concursos. No así en los cargos de representación sindical.

La condición de mujer no garantiza mayor equidad ni mejor realización de las tareas, pero tampoco debe ser un impedimento cultural para acceder a distintas funciones que estamos en condiciones de realizar.

Desde los 90 tenemos compañeras precarizadas que dependen de las cooperativas de trabajo. Ganan muy poco y hacen enormes esfuerzos para cumplir con sus tareas bajo la condición de monotributistas  (facturando) cuando en realidad tienen una relación de dependencia. En la actualidad son más hombres que mujeres y eso también tiene que ver -presumimos- con su condición de género.

Los reconocimientos especiales (extraordinarios) a lo largo de la historia de la UNS se han dado más a investigadores que a investigadoras. Esto tiene que ver con el talento y el esfuerzo pero también con la oportunidad y los distintos roles que ha debido ocupar la mujer a lo largo de la historia. La mayoría de los Decanatos son ocupados por hombres (11 sobre un total de 16) aunque  muchos cargos de gestión son ocupados por mujeres en nuestra universidad (a diferencia de otras universidades).

Hemos ampliado el Régimen de Licencias para las Madres en el 2006, a partir de un proyecto de nuestra lista que el año pasado la Paritaria extendió (15 días más para la licencia por maternidad). Hemos obtenido muchos derechos a partir del CCT y son muchos los que aún nos falta conseguir.

Tenemos una Cátedra de Violencia de Género que depende de la Secretaría General de Cultura y Extensión pero aún no tenemos un área específica que se ocupe de esa problemática y de tantas otras que afectan la salud psíquico/emocional.

Sí tenemos, todavía, acceso a ropa de trabajo, aunque a los hombres le reconocen elementos (zapatos y camisas) que a las mujeres no.  Tenemos muchas oportunidades de capacitación - aunque demandamos más bandas horarias- y buenas condiciones ambientales en general. Somos recibidas a la hora de reclamar y muchas veces, lamentablemente,  somos víctimas de mal trato laboral de algunas direcciones que hacen abuso del concepto de "polivalencia" de funciones, situaciones que se resuelven sin mediación y casi siempre con traslados. Nos prefieren graduadas universitarias exitosas pero no siempre podemos conjugar esta demanda de profesionalización con nuestra realidad. No es justo con las mujeres que  tienen trayectoria, carrera administrativa y buen desempeño.

Por eso, en el día de la mujer, queremos reflexionar sobre nuestra condición y saludar a las compañeras no docentes que a diciembre del 2015 (según datos oficiales) representan el 54% del total de la planta permanente.

Andamos
cambiándonos nosotras
para cambiar el mundo.

Guisela López / escritora guatemalteca


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