viernes, 20 de marzo de 2015

Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia

El martes 24 de marzo se cumplirán treinta y nueve años de la irrupción de la última dictadura cívico militar, que trajo consigo la profundización plena del terrorismo estatal inaugurado por la llamada Alianza Anticomunista Argentina, o Triple A. 

En vísperas de la conmemoración, desde la ListAzul celebramos que en los últimos años se haya recuperado la fecha para reflexionar por la Memoria, la Verdad y la Justicia y evocamos, nuevamente y en modo especial, a nuestros compañeros Daniel Bombara, Roberto “Jimmy” Garbiero, Néstor “Coco” del Río, Gabriel Prado y Mario Arnaldo Usabiaga, todos ellos trabajadores no docentes de la Universidad Nacional del Sur y víctimas del terrorismo de Estado.

Sus casos no deben, sin embargo, inducirnos a creer que existen sólo víctimas individuales de estos crímenes. En la pertenencia misma de los compañeros mencionados se descubre el carácter del genocidio y lo direccionado del plan criminal que condujo a él: formaban parte del sector de los trabajadores, tenían militancia política y/o sindical y se desempeñaban en una Universidad. Precisamente, los sectores apuntados con especial énfasis por los ideólogos del exterminio. Los que sufrieron la más constante persecución y soportaron los mayores perjuicios de la aplicación del programa económico que necesitó de la represión clandestina. Los que aportaron el mayor número de víctimas.

Deseamos recordarlo especialmente: la última dictadura cívico militar, sus ideólogos y promotores y todos sus partícipes y cómplices no sólo cometieron aberrantes crímenes de lesa humanidad para poder, sobre tierra arrasada, eliminar conquistas de los sectores populares y reducir al mínimo posible sus ingresos y derechos. También se propusieron una transformación medular de la sociedad argentina para que, conforme a un modelo predeterminado, el sometimiento sobreviviera a las masacres. Para ello contaron con dos herramientas: los efectos del terror que implementaron y la utilización del aparato educativo que se propusieron dominar, expulsando de él a todo disidente.

Por todo ello, creemos que la comunidad de la UNS no debe considerar que puede limitarse a aislar casos de víctimas individuales sino que es necesario que asuma que ella misma resulta víctima de quienes expulsaron, cesantearon, secuestraron y asesinaron a muchos de sus miembros, pero también de aquellos que quemaron libros y violaron la democracia de claustros ejerciendo ilegítimamente cargos en la estructura de gobierno institucional, sin haber sido electos por nadie y contribuyendo a un escenario en que se violaba la autonomía universitaria y se cercenaban incluso las garantías más básicas y liberales, como la libertad de cátedra.

En un nuevo Día de la Memoria, por la Verdad y la Justicia, y luego de haber sido testigos del desarrollo de tres juicios por delitos de lesa humanidad en el Aula Magna de la UNS y de la creación de una Subsecretaría de Derechos Humanos, resulta tan importante como ineludible el hablar con la claridad propia de los nuevos tiempos de amaneceres azules.  

Para que venga un día
en que llegue la paz
en los brazos del pueblo
y podamos largar
todo el llanto escondido
estos días de miedo

Para que llegue pronto
ese amanecer azul
en que ya se hayan ido
todos los corrompidos
y quedemos los hombres
para construir el mundo.

...en esta Navidad comencemos
a ser buenamente sinceros
y juntemos valor para restaurar
un país de justicia.

Daniel Bombara, 23 de diciembre de 1975, seis días antes de ser secuestrado.

Extraído del blog “Desde mi cristal” de su hija Paula Bombara.

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