Como
hemos manifestado en innumerables ocasiones en los últimos meses, la obra
social atraviesa un serio problema financiero provocado por el atraso salarial,
las sumas en negro, los incrementos de prestaciones y de medicamentos
provocados por la inflación y -en muchos casos- dolarizados, más la
ausencia de una política de regulación estatal en materia de salud.
La
situación de nuestro SOSUNS no es, lamentablemente, única. Estos elementos
contribuyen a desfinanciar a todas sus pares. Por eso el Consejo de las Obras
Sociales de Universidades Nacionales (COSUN) declaró: “estamos al límite de
nuestra sustentabilidad financiera y prestacional y declaramos la emergencia
sanitaria de nuestro sistema de salud”.
Los
estados contables de la obra social, publicados regularmente en su página
web, hablan por sí mismos de la gravedad de la situación. Una comisión técnica
convocada por rectorado y designada por el Consejo Superior Universitario, está
trabajando con ellos para relevar problemas y acciones a seguir.
Por
otra parte, la representación no docente nunca abandonó sus obligaciones en el
Consejo Directivo, asistiendo a las reuniones, trasladando inquietudes y
reclamos, y analizando y proponiendo soluciones para que nadie quede sin
cobertura.
Los
ahorros de años anteriores se están agotando y los ingresos no son suficientes.
La farmacia es una fuente de recursos pero por sí sola no puede financiar toda
la estructura asistencial.
Por
eso pensamos que deberían incrementarse los aportes que realiza la UNS por cada
afiliada/o como medida de emergencia transitoria, similar a la asumida para con
los institutos de investigación de doble dependencia. La actividad científica
es muy importante. La salud de docentes y no docentes, más aún.
La
obra social es una entidad solidaria. No es una prestataria particular. En
ningún caso se puede desatender lo establecido en el PLAN MÉDICO OBLIGATORIO
(PMO). Debe garantizarse su cobertura al 100%, del mismo modo que las
prestaciones estipuladas por la legislación vigente.
No
queremos quedarnos sin obra social. Tenemos la obligación de defenderla y
sostenerla.
Si
los recursos no resultan suficientes es preciso implementar medidas de
emergencia para aumentar los ingresos sin que estas incidan en la atención en
los consultorios propios, compra de remedios y vacunas en la farmacia de la
obra social, internaciones, intervenciones quirúrgicas -reconocidas en el PMO-
y análisis clínicos en laboratorios con quienes tenemos convenio.
Al
mismo tiempo, este escenario actualizó demandas latentes e irresueltas. Es
urgente una reforma del Estatuto en la que todos podamos participar y debatir
para la generación e implementación de soluciones a mediano y largo plazo. Esto
debe incluir también a jubilados y jubiladas.
Desde
la ListAzul, como miembros de un
Consejo Directivo de una obra social administrada por sus propios afiliados, no
podemos desconocer que existen momentos en que si no se toma una decisión, el
tiempo la toma por sí. En este caso, si no se logra un rescate externo y no se
decide nada a nivel interno, el final está anunciado: la caída de todas las
prestaciones. Esto nos afectaría a todos, y sería especialmente grave para
quienes siguen tratamientos por enfermedades o dolencias crónicas, con riesgo
inmediato para su calidad de vida. Cuando asumimos una banca del Consejo
Directivo, abrazamos al mismo tiempo una responsabilidad sobre lo más
importante: la salud y el bienestar de compañeras y compañeros. Si el juego que
se propone es el de la ocasional ventaja política, diremos: preferiremos perder
elecciones, pero no romper con la solidaridad de base en esta hora crítica.
Creemos
en la política como construcción, diálogo, participación franca, justa
negociación de partes y debate de posiciones e intereses. Nunca como la
consagración del oportunismo.
Para
evitar confusiones, debemos puntualizar lo siguiente:
-
No es cierto que la situación de la obra social no se haya informado. Sus
balances están publicados, nuestra representante siempre atendió consultas y
elevó reclamos, nuestros comunicados han manifestado desde hace meses el estado
crítico de las cuentas y el sombrío panorama, el tema ha pasado por el Consejo
Superior y fue publicado en sus temarios y actas, y quienes dicen no haber
accedido a información participaron de una reunión en el CSU donde se abordó la
situación, sin proponer alternativa alguna.
-
Defendemos la representación no docente en el Consejo Directivo –que
ocasionalmente hoy ejercemos con una banca- y no admitimos que sea bastardeada.
-
No comprendemos por qué circula una convocatoria a asamblea que pretende
interpelar sólo a nuestra representación y omite la cita a representantes del
estamento docente y de la institución, pese a que se circuló una invitación
abierta al conjunto de afiliados y afiliadas.
El
momento requiere de la participación responsable y constructiva con propuestas
que nos permitan resolver la crítica situación de la obra social.
Invitamos
a todos los afiliados y las afiliadas a participar de un debate abierto y
franco, que excluya cualquier oportunismo y ponga foco en la solidaridad del
colectivo, por la supervivencia de nuestra Obra Social. Los tiempos apremian.
Creemos
que antes de tomar cualquier medida, los afiliados deben conocer los resultados
del Comité Técnico designado por la UNS y que antes de avanzar en decisiones
debe priorizarse un esfuerzo por parte de la institución a través del
incremento de los aportes patronales y de lograr un compromiso concreto de
fondos provenientes del Estado nacional para cubrir la “emergencia sanitaria”
de las obras sociales universitarias.
Insistimos
en la necesidad de poder concretar estos pasos previamente mencionados antes de
tomar cualquier decisión de emergencia, que –en caso de ser ineludible- debe
tener como premisas bases a la responsabilidad y la solidaridad.
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