ACTO POR COCO DEL RÍO - Palabras de Inés Vargas

Inés Vargas en el Acto 23/03/11

Me dirijo a los presentes como compañera de trabajo de Susana Rodríguez a quien respeto y quiero. Ella era la esposa de Coco del Río y estaba en su casa el día que se lo llevaron, un 21 de marzo de 1976 a las 3 de la madrugada, junto a su madre y tres pequeños hijos, uno de ellos una beba de cuatro meses.

¿Quiénes se lo llevaron? ¿Por qué? Un largo silencio que lleva 35 años sigue siendo la respuesta más brutal a la violencia a aquellos años oscuros, a la barbarie de llevarse a un trabajador de esta Casa de Estudios.

Hubo testigos que observaron aquel hecho espantoso, una ambulancia que intervino porque alguien se ocupó de llamarla y un hospital (El Municipal) que fue sede de un asesinato brutal  y sin embargo, aún hoy no existen detenidos por este delito de lesa humanidad.

¿Quién era Coco?, puedo decir por las fotos, por quienes lo conocieron y por los relatos que escuché, que era una buena persona, un buen compañero solidario y comprometido con la lucha sindical de aquellos años, un buen padre y un gran compañero de vida a juzgar por el amor que aún le profesan Susana y sus hijos.

Los muchos nietos que vinieron y una beba que está por nacer en estos días (anunciando que la vida siempre vence a la muerte) aprenderán quién fue su abuelo a partir del recuerdo de todos nosotros, los que estamos acá dispuestos a reclamar justicia y no olvidar.

Como trabajadora quiero agradecer este acto y esta placa que nombra a Néstor Del Río, porque se trata del primer reconocimiento oficial a un trabajador no docente de la UNS y debo decir que, lamentablemente, la violencia de aquellos años se cobró la vida de otros compañeros no docentes y que muchos perdieron su trabajo o su libertad. Para ellos también pido memoria y justicia. 

La intervención de Remus Tetu en 1975 no sólo implicó secuestros, asesinatos y matones armados en los pasillos, sino cesantías y proscripciones de todo tipo. El rector interventor cesanteó al compañero DEL RIO, junto a un largo listado de trabajadores que incluía a Susana, decisión apelada por un sindicato para entonces también intervenido.

Todavía constan estas historias en los legajos personales de los compañeros. Figuran sanciones aplicadas que merecen una revisión profunda y un repudio contundente de la universidad como institución.

Acompañamos este homenaje con enorme respeto, seguimos trabajando por la vida y la memoria. No olvidamos, no perdonamos.

JUSTICIA para Néstor Del Río y para todos los compañeros que hoy recordamos. Un abrazo a Susana y a toda su familia.