domingo, 25 de marzo de 2012

Otra forma de nacer

"Coco" del Río y Daniel Bombara, ¡presentes!
Las paredes de la Universidad Nacional del Sur volvieron a escuchar el nombre de Daniel José Bombara el año pasado, cuando en el marco del juicio a diecisiete represores su hija Paula y su esposa Andrea brindaron su testimonio ante el Tribunal Oral en el Aula Magna de Avenida Colón 80, que oficia como sala para el debate.
Bombara es uno de los cuatro trabajadores no docentes que resultaron víctimas del accionar del Terrorismo de Estado, aún antes de la irrupción del último gobierno cívico militar. A ellos deben sumarse los que fueron cesanteados “por aplicación de un decreto dirigido contra quienes alteraban el orden constitucional y sostenían ideas extremistas”, como recuerda hoy uno de ellos, el escritor y ex trabajador de la Biblioteca Central Ramón Minieri. El Día Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia subraya un recuerdo presente todo el año en los trabajadores de la UNS de entonces y de ahora.
Tras el golpe de Estado que derrocó al gobierno constitucional, fueron secuestrados los trabajadores Mario Arnaldo Usabiaga y Roberto Juan Garbiero.
Usabiaga fue arrestado el 20 de julio de 1976 y confinado en la cárcel de La Plata, donde padeció el encierro y las torturas aplicadas por los represores. Recuperó la libertad, pero su posterior fallecimiento se debió a los tormentos padecidos en el penal de la capital provincial.
El 19 de agosto del mismo año, desapareció el trabajador no docente y estudiante de Física Roberto Garbiero. Posteriormente, su domicilio fue saqueado. Una de las fotos presentes en el acto que ayer sábado cruzó el centro de la ciudad fue la suya.
Pero ya antes del 24 de marzo de 1976 el Terrorismo de Estado se había cobrado dos víctimas entre los trabajadores de la UNS. Daniel Bombara fue secuestrado por la policía de la provincia de Buenos Aires el 29 de diciembre de 1975, por orden del Ejército. Para justificar su muerte el comando adujo que mientras lo trasladaban en un patrullero, esposado y acompañado por tres policías, Bombara había logrado abrir la puerta y se había tirado al asfalto. Un día después, para no entregar su cadáver con signos de tortura, simularon que un grupo de desconocidos lo había robado de la ambulancia policial que lo trasladaba a la morgue.
Néstor “Coco” del Río fue uno de los cesanteados en 1975. En la madrugada del 17 de marzo de 1976, fue secuestrado de su casa en el barrio Comahue. Inconsciente producto de un traumatismo de cráneo grave, fue llevado al Hospital Municipal. El 21 de marzo fue asesinado por un grupo de personas que irrumpió en la sala de neurología en que se encontraba internado.
La compañera Inés Vargas lo recordó enuna cálida semblanza el año pasado y las paredes de la UNS, esta vez en el edificio de Avenida Alem, también volvieron a conmoverse con la mención de su nombre. A metros de allí solía participar de rondas de mate matutinas junto a otros trabajadores, entre los que se encontraba Ramón Minieri. Evocando “esos agitados años del 72 al 75”, Minieri recordó que “Coco” le había dado la idea central para un cuento inconcluso. Está terminando de escribirlo, casi cuarenta años después. Será otra forma de nacer.

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