En oportunidad de
conmemorarse el lunes 24 de marzo el Día
Nacional por la Memoria, la Verdad y la Justicia, en un nuevo aniversario de la irrupción de la
última dictadura cívico militar, recordamos a nuestros compañeros desaparecidos
Daniel Bombara, Roberto “Jimmy” Garbiero, Néstor “Coco” del Río y Mario Arnaldo
Usabiaga, éste último sobreviviente del horror pero igualmente víctima del
estado genocida.
En esta oportunidad queremos
evocarlos en un aspecto menos difundido, que tiene que ver con la participación
y el compromiso de cada uno de ellos en la construcción sindical. Muy jóvenes y
militantes, hicieron mucho a favor de todos nosotros en un contexto peligroso,
que llegó a señalarlos como “delincuentes subversivos” o “terroristas”.
Según el informe de la
CONADEP el 30,2% de los detenidos-desaparecidos eran obreros y el 17,9%
empleados (del 21 % que representan los estudiantes, uno de cada tres
trabajaba). Aún así, en Bahía Blanca, el diario La Nueva Provincia pidió sin
reparos el golpe, y encubrió las masacres publicando versiones ficticias sobre
ellas.
Mario Usabiaga fue el primer Secretario General del Gremio y es el que firma, junto a otros compañeros,
el Acta fundacional en 1964. Coco del Río fue Secretario Adjunto, Jimmy Garbiero militaba sus ideas como
vocal y Daniel Bombara representaba a sus compañeros como delegado
gremial. Eran representantes fieles de un gran grupo de militantes sindicales
que trabajaban por el bien común. La gran mayoría supo de la persecución y las
cesantías.
Poner en palabras esta
historia nos compromete aún más con el proceso de Memoria, Verdad y Justicia y nos acerca a lo que significaron nuestros
compañeros en el momento que los secuestraron. Nos explica por qué los
persiguieron, cesantearon, secuestraron y asesinaron. Nos los ofrece como
ejemplos de construcción de futuro.
Por eso, tenemos que avanzar
en el resguardo y fortalecimiento de la herramienta sindical, sin olvidarlos nunca,
sin permitir que se vacíe de contenido nuestra organización, sin hablar con la
lógica ni las premisas de la burocracia,
modificando incluso nuestra manera de denominarnos. No somos “no” docentes,
somos – nosotros y nuestros compañeros desaparecidos, todavía hoy- trabajadores
de administración y servicios de la Universidad.
Memoria, Verdad y
Justicia
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