1918-21 de junio-2016
A casi un siglo del Manifiesto Liminar de la Reforma
Universitaria manifestamos nuestro compromiso con la autonomía y el cogobierno,
entendiendo estos principios como la independencia de las universidades para
tomar decisiones y comprometerse con la realidad social.
La libertad impulsada por la juventud de entonces debe
alejarnos de un modelo elitista excluyente para garantizar el derecho universal
a la educación superior.
Sólo el compromiso de una Universidad al servicio de su
pueblo y del desarrollo nacional y humano puede constituirse en garantía para
valores que, de otro modo, corren riesgo de volverse mera consigna o letra
muerta.
Para ello es preciso avanzar en la democratización del
conocimiento, lo que no significa resignar jerarquía sino afianzarla, y en el
gobierno universitario.
En esta ocasión, y vinculado con los valores reformistas en
homenaje, debemos resaltar nuestra preocupación por el ahogo presupuestario que
el actual gobierno nacional imprime sobre las Universidades, a partir del
congelamiento o la demora de partidas, los tarifazos y las paritarias a la
baja, elementos que son de público conocimiento y, en algunos casos, han sido
reconocidos por las propias autoridades académicas.
El cuadro resulta peor aún en aquellas casas de estudios
que se han dado gobiernos de signo político opuesto al actual oficialismo
nacional, lo que es además refrendado por el discurso público de algunos de sus
dirigentes. Todo ello representa una seria amenaza para la autonomía e
independencia y sienta un riesgoso precedente en la materia. No recordarlo en
este día sería también traicionar esos principios.
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