El 2 de
noviembre de 1992 entré a la UNS a trabajar en la dirección de Intendencia en
servicios Generales.
En 1996 comencé a
hacer apoyo administrativo en Posgrado, después en la SGT.
En 2000 rendí
concurso administrativo para realizar tareas en la dirección de Registro y Control.
Más tarde me
trasladaron, con mi pleno consentimiento y alegría, a la dirección de
Asistencia y Legajos, donde rendí concurso y me quedé hasta el último día hábil
de octubre de 2018.
Eso sí, me piden para el acto que cuente donde presté servicio dentro de la UNS. Pero es mucho, mucho, muchísimo
más grande la trasformación de mi vida a partir de ese 2 de noviembre de 1992.
Pasaron
compañeros entrañables que me ensañaron muchísimo, los que me alentaron a
terminar mis estudios y me daban clases de apoyo para que pueda rendir y
obtener mi título secundario y así acceder a un mejor puesto de trabajo, y
pudiera terminar de criar a mis tres hijas, que son mi universo.
Los compañeros
que me acompañan en los difíciles momentos de salud que me toca vivir, todas
esas lágrimas y abrazos fueron los que me mantuvieron con la cabeza fuera del
agua, abrazos que se multiplicaron y también abrazaron a mi familia.
Soñé con grandes
cosas. Algunas las conseguí, otras las sigo soñando. Si hay un sentimiento que
me embarga en este momento es de gratitud.
Gracias también
a algunas injusticias que viví porque me hicieron fuerte, a mí y a mis amigos.
Si tengo que mencionar algo no tan lindo fue el reencasillamiento no docente,
injusto y arbitrario. Pero nos unió a los que creíamos en la igualdad.
Gracias a mi
querida ListAzul. A no bajar los brazos, hay tantísimo por hacer en estos
tiempos difíciles. Los compañeros los necesitan. Para mí, ustedes siempre
fueron el norte a seguir.
Gracias a todos
mis compañeros no docentes de todos los sectores, pero en especial a la dirección
de Personal y particularmente a la dirección de Asistencia y Legajos. Gracias
por dejarme compartir parte de sus vidas: casamientos, nacimientos, cumpleaños,
partidas, vacaciones, sol, playa. Kari: gracias por toda la confianza. Y a mi
pequeño gran rincón de Alem, Diego Ale: conocen mi vida porque les entregué mi corazón,
los Amo...
Abrazo a todos
mis compañeros, los que están y los que ya no están.
No fue muy lindo
para mí tener que jubilarme antes de tiempo, pero fue necesario. Si hay algo de
lo que estoy segura es que quiero vivir y me esfuerzo cada día para que así
suceda. Esto es solo un nuevo comienzo.
Y en esto de
agradecer, agradezco todo el cariño de mi
hermana, mis sobrinas y a las personas más importantes y necesarias en mi vida:
mis hijas Pamela, Valeria y Cintia, con sus respectivas parejas y mis 7 bellas
nietas.
Compañeros a
disfrutar y honrar la vida!!!!!!!
Felicidades y un
2019 con esperanza
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